[The Game] El sexo y sus demonios





THE GAME - PARTE I

El sexo y sus demonios

The Game, El Juego, El Gran Juego. Me podría referir a ese the game. Pero no es ese. Me refiero a uno mayor, uno en el que todos nos involucramos con el tiempo, no sabemos las normas, los controles son confusos y las instrucciones contradictorias. En este raro juego, todo el mundo parece ganar menos nosotros; nos debatíamos y luchamos sin saber muy bien en qué dirección golpear ni quienes son nuestros amigos y enemigos, a veces renunciamos a él pero nunca estamos fuera del todo. Una vez lo pruebas, no puedes parar; nos obsesiona, nos quita el sueño, nos lleva a oscuros callejones y si no somos cautos, nos puede destruir desde dentro. Derrumba imperios y hace llorar a los reyes. ¿Aún no sabes cual es?

Mi nombre es Jordi Valladares Gay, aunque la mayoría que leéis esto ya me conocéis; ya sea del colegio, instituto, universidad o la gran escuela que es la calle. Dependiendo de en que contexto me hayas conocido, habrás podido ver diferentes versiones de mi, quizás bastante diferentes a lo que aquí explico, pero te aseguro que todo lo que digo es real. Quizás no te haya sorprendido mucho en el momento de nuestro encuentro, pues no destaco mucho físicamente, ni como líder, ni como estudiante, ni tengo ninguna virtud o talento particular. Pero hay un contexto, uno en especial, en el que destaco; soy un jugador.

Algunos se cansan del juego, y se rinden casi antes de empezar, creyendo que así ellos ganan y el juego se termina, que la única manera de ganar es no jugar; como diría el mítico WORP, refiriéndose a la guerra nuclear. No se puede ganar, el juego nunca termina. Incluso con nuestra muerte, el juego sigue danzando, a veces siendo precioso, llenándonos de felicidad y a veces, tomando formas perversas. No estoy hablando de la vida, aunque podría ser. ¿Aún no sabes de que va El Juego? Voy a intentar explicártelo.

El razonamiento es el siguiente, nacemos y morimos solos; en vida, nuestros genes hacen todo lo posible para sobrevivirnos, así que, desde el momento en que salimos al mundo buscamos el calor de otros; primero, para sobrevivir, y luego, para reproducirnos. Esas necesidades no se manifiestan obligatoriamente  de formas separadas en nuestra conducta, es solo una manera de explicar hacia donde nuestros genes quieren conseguir sobrevivir a nosotros. Ni siquiera los genes “quieren" nada, es solo una forma de decir que a través del tiempo, han ido evolucionando para que en ciertos entornos cumplan esa función.

¿Cómo se manifiestan esas necesidades de reproducción y calor humano?

En gran parte, en nuestra sexualidad. No soy Sigmund Freud, y su intento de ligar todo comportamiento humano al sexo ha hecho mucho daño a los intentos de tratar seriamente la sexualidad como objeto de estudio, asociamos a cualquiera que hable de ello e intente explicar algo desde la idea sexual como un depravado, pero no es así, no somos depravados por pensar en sexo ni porque influya en nuestra vida; la sexualidad abarca mucho más que el deseo inmediato de deseo sexual. No es algo que se apaga y se enciende cuando decides tener sexo. No, no funciona así. La sexualidad tiene que ver con nuestro sentido de la estética, con la música, la atracción, con el amor y, obviamente, con el acto sexual. También denominado sexo, hacer el amor, follar o mullar el melindro en llet calenta, depende de a quien le preguntes y su fineza.



Hace tiempo ya, en la primera entrada de la serie la (des)educación, dije que mi vida se podía explicar de dos formas o por dos caminos, a través de mi paso por centros educativos y a través del historial de las relaciones afectivas que he tenido, o como me gusta llamarlo a mi, el historial de mis problemas con las mujeres. Un historial lleno tanto de cagadas monumentales, expectativas rotas y situaciones que tacharías de irreales y exageradas si saliesen en una obra de ficción.

En esta serie de entradas, voy a hablar de cómo, porque, y que consecuencias trae que el sexo sea a la vez objeto de veneración y tabú en nuestra sociedad. Voy a hablar de mi vida de supuesto playboy y de porque la gente se equivoca cuando cree que me aprovecho de las chicas por el simple hecho de acostarme con ellas, o estar liado habitualmente con una, dos, tres, cuatro o mas chicas, dependiendo de la época del año.

Yo no me aprovecho de nadie, ni tengo por costumbre mentir ni follar por follar. Quien diga lo contrario no tiene razón y lo que hace es culpabilizarme por no tener ni puta idea de lo que va el juego, ni de sexo, ni de relaciones ni de sexualidad. Voy hablar de que se necesita para no morir virgen, de porque a las chicas les gustan los malotes y, si sobra tiempo, como anexo, voy a contaros la teoría definitiva unificada del universo. Pero todo eso va a ser más adelante, de momento, nos vamos a poner en situación. Agarraos, que vienen curvas, prometo meterme un poco con todo el mundo.

Lo primero que debéis comprender es que vivimos es un mundo donde la sexualidad está en todas partes, y paradójicamente el sexo es un tabú. Vivimos en un mundo, donde asociar sexualidad y erotismo a algún producto, es una apuesta segura para su comercialización; y donde pese a eso, hablar de sexo abiertamente es visto como algo depravado, vergonzoso y de mal gusto.

Es un mundo donde el sexo es indisociable de las relaciones afectivas, donde el presunto éxito y dominio en el campo de la seducción está asociado al éxito y que culpabiliza al 50% de su población por disfrutar de él. 

Vivimos en un mundo donde las personas están acomplejadas de su propio cuerpo, adoran de imágenes manipuladas de estéticas deificadas, y donde se impone la monogamia heterosexual como único posible estilo de vida. Un mundo donde se dan dos besos en la mejilla cuando conoces a alguien pero un beso un centímetro más a la izquierda o más a la derecha deja de ser ese saludo cordial para convertirse en un gesto puro de amor y deseo o un agravio imperdonable según la persona, el día, el tiempo en Valladolid y la prima de riesgo.



Estamos todos locos.

Ese mismo gesto de amor, depende de a quien se lo des, puede ser hasta ilegal. Te puede condenar al infierno, al cielo, o llevar delante de una corte judicial. Te puede condenar al ostracismo social, te puede significar llevarte una paliza porque alguien cree que esos labios son de su exclusiva propiedad y es, a la vez, una entrada al paraíso.

Estamos todos locos.

Estamos locos, no por otorgar tanta importancia al sexo, sino por, además, prohibirlo. ¿De quien cojones fue la idea, de romantizar el sexo, los besos y las muestras de afecto como algo que hay que racionar para que tenga valor y lleva a hacerlo exclusivo hasta el absurdo? ¿Que importancia tiene un contacto de labios comparado con un paseo por la playa de medianoche? ¿Porque dormir toda a una noche desnudos y abrazados con alguien no son cuernos y en cambio un contacto labial justifica represalias?

 - ¿Que piensa tu novio de que quedemos? ¿No sospecha que estamos liados?

 - No lo sabe, le miento para quedar contigo.

 - ¿Follamos?

 - No, que eso serian cuernos y yo no soy de esas.

 - ??????

Quizás no os parezca tan raro. Quizás os parezca lo más normal del mundo, completamente lógico y racional todo lo relacionado con este tema. Estamos tan acostumbrados a nuestros prejuicios y al contenido implícito social, que llegamos a creer que no tenemos ni prejuicios ni influencia y vivimos bajo nuestras propias normas. Pero no lo hacemos. Analizamos comportamientos de otras especies del reino animal y nos apresuramos a catalogar todo tipo de comportamientos en ellas como “ritos de apareamiento” sin ningún pudor, pero somos incapaces de reconocer que nosotros también nos movemos por esos lodos.

Nos miramos a nosotros mismos, y decimos: yo voy de fiesta a discotecas por el ambiente, yo voy al gimnasio porque me siento mejor conmigo mismo, yo me pongo tacones pero no para los chicos, porque así me siento mejor. Lo cual no deja de ser verdad. “Yo me paso dos horas para prepararme antes de salir pero me da igual lo que piensen de mi.” Ciertamente, te sientes mejor si te sientes atractivo aunque estés solo en casa, si.

¿Alguna vez, en tu limitada cabeza te has planteado el porque, o solo te limitas a cacarear eslóganes de feminismo mal entendido? 

¿Alguna vez te has planteado porque tanto cosmético, peluquería, gimnasio, centro de belleza, ropa cara, dietas absurdas? Nuestra imagen es un producto, pero ¿qué intentamos vender exactamente? “Nada, yo no vendo nada, yo me paso dos horas para prepararme antes de salir pero me da igual lo que piensen de mi.



Es el subconsciente, gilipollas.

Nuestros instintos no se manifiestan en nuestra mente de forma directa y clara con un pensamiento. Son tendencias, son contextualizaciones, son implícitas en nuestra conducta. ¿Es que te crees que las abejas producen miel porque se lo ordenan o porque lo piensan? No, simplemente, están hechas para hacer miel, es parte de su instinto. Lo que ojo, no quiere decir que sea absoluto, para algo nosotros tenemos raciocinio, pero aun así, más sutilmente, sigue guiando nuestras vidas.

 - Hola señora abeja, aquí equipo noticiario de @RLGuys, usted pudiendo hacer cualquier cosa con su tiempo libre, ¿Usted porque hace miel? ¿Para alimentar a la reina y que esta produzca crías?

 - No, no. Yo hago miel porque me siento mejor así, me da igual lo que piense la reina.

 - ??????

Los mamíferos, tenemos ritos de apareamiento muy diversos, porque se mezclan con nuestras comunidades autoreferentes y avanzadas y resulta complicado distinguir los motivos reales de nuestras acciones. Ya no es simplemente ir al río, escoger pareja y poner huevos. No, se mezcla con nuestra sociedad y nuestras propias ideas, transmitidas por generaciones y generaciones. Se mezclan con nuestras costumbres sociales, con nuestra posición, con nuestra vida profesional y personal; somos disimulados, pues ir ofreciendo amor públicamente esta muy mal visto, pero aun así, podemos ver algunos indicios y deducir un par de cosas.

¿Sabéis que es el sexo? El sexo es el caramelo al final del camino que ha puesto la naturaleza para que nos reproduzcamos. Otra cosa es el folclore que nos hemos montado a su alrededor, que se derrumba cuando descubrimos la hediondez de un coño y la torpeza de un amante inexperto con la luz apagada cuando follamos por primera vez.

Los seres vivos pasamos por diferentes etapas de madurez sexual y usamos la individualización para ser los que más garantías ofrecemos a la hora de tener descendencia. Esas etapas de madurez sexual, donde también hay ciclos de fertilidad más pequeños dentro, algunos naturales (¿os suena esa etapa en la que vuestra novia no quiere hace el amor, le duele la cabeza, se encuentra taciturna, frágil, delicada o enfadada e iracunda y sangra por el coño? pues eso.) y otros más psicológicos (esas épocas que pasas mirando anime y te la suda el sexo contrario). Pues bien, los mamíferos tiene que tener alguna manera de saber, cuando van a identificar la mejor pareja, aquella que pasa un periodo de máxima actividad sexual, es decir, cuando es más probable que ese miembro del reino animal acceda a tener relaciones contigo.



¿Se os ocurre algún tipo de identificación inconsciente? Las gatas, animal con el que compartimos un ¿99%? de material genético, levantan el culo andando de puntitas cuando están en época de celo. Y no lo hacen para “realzar la figura”, aunque si les preguntas, probablemente te van a decir eso. Lo hacen para que así se ven más sus órganos reproductivos desde atrás. Similarmente, millones de chicas salen cada fin de semana de discotecas con unos artilugios en los pies con los que es muy difícil caminar, causan dolor y son funcionalmente absurdos. Ese “realzar la figura”, ese “yo es que me siento mejor así” es la justificación racional del hecho de que estas en celo, además, se asocia los tacones a una imagen de poder y sensualidad y ya la tenemos liada.

Pues yo no pienso en eso cuando me pongo tacones.

“Yo no lo hago por eso, porque tengo novio.”

“Machista.”

ES EL SUBCONSCIENTE, SUBNORMAL

¿Alguna vez os habéis planeado que lo que queréis o  lo que pensáis o lo que hacéis es por razones mas profundas que vuestro simple imperativo "pues a mi me gusta" como justificación metafísica ultima del universo u os limitais a ir por el mundo como pollos sin cabeza tomando decisiones según sople el viento?

Eso que hacéis en las discotecas, en los bares y en definitiva cualquier sitio en que pretendáis encontrar con quien follar son ritos de apareamiento. Porque no me jodas, si lo que quieres es beber te compras una botella en el super, si quieres hablar con los colegas, con la música no se oye nada. Puedes ir de joven, porque es la novedad, es muy transgresivo y es donde pasan cosas, pero eso se termina. Te puede molar el ambiente porque vas pasado de coca o porque vas hecho mierda en general, o te puede molar que te tiren la caña, pero eso, aunque luego no te líes con nadie, también es parte de El Juego.

En medio de ciudades masificadas, estamos nosotros, pobres monos desnudos, cruzándonos cada día con decenas, si no cientos, de parejas sexuales compatibles. Cosa que ciertamente, no ocurría hace miles de años.

Hemos establecido unas ciertas normas sociales por encima de las biológicas, invisibles, que nos hacen reprimir nuestro deseo sexual y ser selectivos a la hora de escoger pareja, además de asociar la calidad o cantidad de esas parejas sexuales al éxito social. Sin esas barreras, las ciudades serian junglas y son una expresión del mecanismo de la selección natural.

Esas normas se han desbocado y han perdido el contacto con la realidad. Se han vuelto autorreferentes, demasiado difíciles de distinguir del baile social porque han perdido en gran parte su parte intuitiva inmediata y a la vez no son racionales; nuestra represión de los impulsos se ha vuelto enfermiza y hemos dejado de saciar nuestro deseo sexual de forma normal, mitificándolo, negándolo o consumiéndolo compulsivamente en vez de disfrutarlo como se merece.

Si nuestros ritos de apareamiento se han vuelto demasiado confusos, contra intuitivos y contra racionales, es porque recibimos información contradictoria de todos lados. Estamos solos y desamparados, nuestros padres nunca nos han enseñado a ello, entre los colegas nadie se atreve a hablar de nada mas que del típico "fóllatela" y en el instituto te enseñan trigonometria cuando lo menos que estas pensando ahora es en triángulos e hipotenusas. Nadie se ha molestado en enseñarnos a jugar porque los que podrían hacerlo o no tienen ni idea, o lo han abandonado o se avergüenzan de él. Faltos de referentes, absorbemos como una esponja todas las referencias caóticas que encontramos en nuestro entorno.



El resultado es que, buscando uno, o una vez delante de nuestro objeto de deseo; no sabemos cómo actuar; pues es poca la distancia que separa el cortejo del acoso, el éxito del fracaso y la palmadita en la espalda del escarnio público. Este, amigos míos, es El Juego. El Juego traspasa las barreras típicas del conseguir o no el objetivo final, porque encima no tiene objetivo final claro, sino que es un baile de intuiciones, luces y sombras y dobles palabras que abarca desde el momento en que dos personas se encuentran hasta el infinito asintótico.

El objetivo de El Juego lo define cada uno y le define a cada uno. Parte del juego es intuir cual es el objetivo del otro, y el propio. ¿Existe ese objetivo? Sin duda, también va cambiando mientras transcurre el juego. ¿Cómo creas atracción? ¿Cómo cambias sus objetivos? ¿Dónde está tu frontera? ¿Cuánto necesitas para sentirte saciado? Y no solo estoy hablando de cuanto sexo necesitas, ¿Cuanta atención quieres? ¿Cuánto te quieres sentir deseado? ¿Con éxito social? ¿Sentirte amado? ¿Quieres liarte con esa persona, tener sexo con ella, casarte, ser amigos, tener hijos, abrazaros por las noches?

 - asdfasdfasdfasdf.

No es un juego sencillo, inevitablemente, surgen las expectativas. Pues muchas veces, pensamos o deseamos o nos engañamos creyendo que los objetivos del otro son unos u otro, y nos equivocamos casi siempre. El juego es confuso, tiene muchas trampas; y cuando nos creemos que conocemos sus reglas, es cuando nos llevamos las hostias más impresionantes. Es un juego de decepciones y corazones rotos.

Pensamos, muy erróneamente, que las construcciones humanas de etiquetas como “novio” o “pareja seria” limitan nuestros instintos y los usamos para escondernos del lado malo del juego. Pueden ser indicadores de estimación, pero más a menudo, son simplemente un contrato de exclusividad sexual artificial; porque ligamos el sexo inequívocamente al amor hasta unos extremos ridículos. Yo no digo que el sexo sea solo sexo ni tiendo a defender esa postura del follar porque sí, pero ni el amor implica sexo ni el sexo implica amor, eso está muy claro.



Dejando de lado las personas que intentan estar fuera o que huyen del juego, nos encontramos multitud de confusiones y que nadie folla tanto como querría. Nos encontramos gente que parece que liga a todas horas y gente que pase lo que pase nunca consigue nada. Yo he sido las dos cosas. Todo el mundo, es un aspecto u otro, se ha encontrado alguna vez frustrado sexualmente, y lo que a veces parecen parejas felices tienen serios problemas para entenderse, tanto en la cama como fuera de ella y como han encajado por una mera casualidad o suerte del destino y no por la mutua comprensión que se supone de una pareja estable, no tienen ni puta idea de lo que decirse el uno al otro. Que alguien anuncie públicamente que le gustaría follar con otro alguien es algo así como un suicidio social, nos ponemos expectativas absurdas a nosotros mismos, valoramos la virginidad como sinónimo de pureza y esperamos señales divinas para hacer lo que queremos en vez de decidirlo nosotros mismos.

Nos protegemos de nuestras propias decisiones y expectativas, forzamos otros a tomarlas y lo asociamos a la suerte porque es un campo amplio que nos vemos incapaces de tener bajo control. Como son situaciones que no podemos controlar, la mayoría huyen de ellas.

¿Porque es tan difícil distinguir las normas de El Juego, las fronteras y expectativas de cada uno? ¿Porque el juego es tan y tan complicado?

Porque todo lo referente a la sexualidad, y en especial el sexo, es tabú.

¿A qué se debe este tabú? Por un lado tener el sexo como instinto primario en nuestras vidas, nos lleva a sitios infames y nos hace hacer cosas que nunca haríamos si no fuese motivado por ello, miramos pornografía como si fuese un delito y miramos álbumes de fotos de amigas en Facebook titulados “verano 2013” con el ratón en una mano y la polla en la otra. Por otro lado, aunque pensemos en el sexo contrario constantemente, nos avergonzamos de nuestra sexualidad, no hablamos de ello, lo asociamos a comportamientos indeseables y nos convencemos a nosotros mismos de que no influye en nuestras vidas y que no nos importa. “yo no soy de esas”, “yo no me masturbo”, “como yo no pienso en sexo muy a menudo, no me influye”. Aunque sea verdad, sigue sin ser relevante.



Amigos, la sociedad es sexual y tiene un tabú con el sexo, reconocedlo. La mayoría de la población con acceso a Internet mira pornografía, y es incluye los fetiches mas raros que te puedas imaginar. En modo de incógnito todo vale; pero no se puede colgar un pezón en Facebook porque te denuncian. Si en mi tumblr hay imágenes con sangre, comentarios sexistas o exaltaciones al fascismo no pasa nada, pero si hay alguna chica desnuda me tildan de pervertido.

Nuestros padres, en vez de ser ese punto de referencia que mucha gente necesita, en un intento de preservar la imagen que tienen de nosotros como sus crías y de protegernos de lo que consideran peligroso del mundo, intentan alejarnos de nuestra sexualidad y se niegan a aceptarnos como seres plenamente sexuales hasta edades muy avanzadas; edades mucho mas avanzadas de las que hace apenas doscientos años eran consideradas edades para tener hijos.

Por poner un ejemplo, el verano pasado me fui de casa de mis padres durante unas semanas porque mi madre me escuchó follar en mi habitación, se escandalizó, hiperventiló, y me prohibió llevar nunca mas a nadie a esa casa.

Muy a menudo, esta proteccionismo se da con las hijas; donde los mismos padres, recelosos de su propia sexualidad y asociando el resultado de sus frustraciones sexuales al comportamiento de todo el mundo, intentan proteger a su hija apartándola del sexo. Esto podría ser aceptable y atribuible a un sentimiento de protección normal, queriendo que tus seres queridos no salgan heridos de relaciones afectivas potencialmente peligrosas, pero demasiado a menudo, usando la protección o la ideología como excusa a sus propios prejuicios, lo que acaban consiguiendo es crear culpabilidad y vergüenza.

Quien crea que exagero, es porque nunca han tenido que salir por la ventana de la habitación de alguna chica, sido expulsado de una casa por un padre enfadado o que nunca han llamado a una chica puta sus propios padres porque te han visto liándote con ella. Además de actuar como los verdaderos amargados que han sido durante su juventud, traspasan sus miedos y complejos a sus hijos, la imagen de que el sexo es algo vergonzoso. Ademas, quitando a sus propios hijos un entorno seguro en el que desarrollar su sexualidad para no tener que hacerlo en algún aparcamiento oscuro de las calles de Platja d'Aro, y ya que están, ligan el sexo irreflexivo a una forma de venganza y rebeldía contra sus propios padres. Buena jugada papá, en serio.



Un día, del vientre de nuestra madre, nacimos desnudos y entramos al mundo. Al siguiente la desnudez se interpreta como pornografía, el cuerpo humano una vergüenza e ir sin camiseta por la calle en verano inaceptable. Como si el objetivo inherente el cuerpo humano fuese ser un objeto sexual y no aquello con lo que sentimos, vemos, oímos y sangramos. Si fuese algo impuro que solo destinado a ser admirado o despreciado, pues ponle una imagen de una polla a un chico de quince años y se va a pegar un tiro antes de  fijar la vista y que alguien piense que no le repugna.

Hemos llegado a la jodida luna y en algunos institutos las chicas no pueden llevar falda o pantalón corto porque algún gilipollas se escandaliza o se corre en los pantalones si ve un trozo de carne desnuda.

El tabú existe, y se basa en la vergüenza, la ignorancia hacia el otro sexo, la represión de los instintos primarios, los complejos y las falsas morales. Ciertamente, eso no es aleatorio y sobrepasa de mucho lo necesario y sano para que una sociedad abierta pueda funcionar; todo tenemos parte de culpa, aunque de costumbre algunos mas que otros.

Quizás pensareis que esta es la forma normal en que funcionen las cosas, que no hay culpables y que no hay razones que nos lleven a pensar así, que tú decides libremente. Solo hace falta echar un vistazo histórico al comportamiento sexual de las sociedades pasadas y aisladas de la cultura occidental en la que hemos vivido inmersos para darse cuenta de que no sería realmente mucha casualidad si todos decidimos sin influencias y libremente, que nuestro comportamiento sea tan parecido. Cada civilización y cultura he tenido una forma de entender su sexualidad, la cristiana, la griega, las de mil tribus de todo el mundo. ¿Queréis ejemplos? ejemplo, ejemplo, ejemplo, ejemplo. No digo que esos modelos sean mejores que los nuestros, solamente quiero expresar la divergencia en este campo, para que no os creáis que porque hemos hecho esto toda nuestra vida tenga que ser así, o sea la "normal". 

Operamos bajo unos factores limitantes, que definen, están ahí, y están por alguna razón, aunque no los podamos ver. El principal problema es que, al ser también el sexo un tabú, esas impresiones no nos llegan de forma directa. “Como a mí nunca me habían hablado de sexo, no tengo ideas prefijadas” y nos creemos que, como no nos hablan de ello directamente, no nos influencian.

ES EL SUBCONSCIENTE, amor mio.

Os voy a poner un ejemplo, ¿de dónde sale y como se perpetua la idea de que la heterosexualidad es lo normal y las otras inclinaciones son meras “desviaciones”?



Sí, hay gente que lo dice directamente, que monta asociaciones y partidos políticos basados en esta idea, pero a esos es fáciles identificarlos, o llevan gomina o son falangistas, la mayoría son homosexuales reprimidos y votan al PP. Combatirlos es otra historia, y han hecho mucho daño a muchas personas durante demasiado tiempo, y aun siguen haciéndolo en sus poltronas disfrazando de ideología el desprecio y el miedo. Por suerte, la gente con la que me muevo en Sant Feliu de Guíxols es lo mas liberal sexualmente que me he encontrado nunca, pero soy consciente de que desgraciadamente es una excepción. 

De todos modos, la opinión directa sobre un tema, en un discurso en el plano racional crea una separación palpable, un grupo de gente que piensa de una manera y un grupo de gente que piensa de otra, si usted no está de acuerdo con unos, puede pasarse a los otros.


Lo que causa el sentimiento de “normalidad” es más sutil, y no tiene porque ser a propósito

Yo mismo, escribiendo esto, he estado usando “el sexo opuesto” para decir “el sexo al que te sientas atraído”, sin contar con que mucha gente es homosexual. No lo he hecho a propósito, no había un pensamiento consciente mío diciendo: “voy a discriminar a los homosexuales”. El mensaje era oculto, implícito, producto de la simplificación inherente de la comunicación humana, en la que presuponemos unas ciertas cosas para poder avanzar y decir otras mas complejas. Era el resultado de presuponer que lo “normal” es la heterosexualidad, producto de infinitas influencias a lo largo de mi vida. Así, nuestra idea de normalidad de las cosas, como por ejemplo en cómo funciona sexualmente nuestra sociedad, no sale de gente gritándonoslo a la oreja ni en libros de texto, sino en la televisión, o en la moral subyacente heredera de dos mil años de cristianismo occidental.

Porque no es lo mismo aceptar algo racionalmente que hacerlo a nivel emocional.

Quizás pensarás: "Yo soy capaz de aislar perfectamente esas cosas, a mí no me afecta y sigo pensando que mi idea sobre la sexualidad no es aprendida del entorno en el que me he criado."

Pues apuesto a que ninguno de vosotros se ha percatado de que he hablado de homosexualidad y heterosexualidad como si fuesen las dos únicas posibilidades. He dicho “el sexo al que te sientes atraído” dejando implícito el mensaje de que te tienes que sentir atraído por un sexo en particular y no por los dos. O por ninguno, o por uno más que el otro. He dejado de nombrar un sinfín de posibles sexualidades, mezcla o no de estas dos y con ello las he asociado sin mencionarlas a la categoría de “opción no elegible”. 

Si hiciera esta simplificación, aunque sin darme cuenta, repetidamente y todo el mundo estuviese obligado a leerme, la gente se acabaría identificada con una de las dos opciones que doy, aunque no se ajustaran exactamente a sus necesidades sexuales, porque no habrían oído hablar de ninguna otra alternativa. Es más, ni siquiera se plantearían que existiese ningún tipo de alternativa, obviando completamente el hecho de que existen tantos tipos posibles de sexualidades como personas han existido en este planeta, y ni por asomo hubiesen deducido que las clasificaciones que hacemos son solo aproximaciones.



Habrían llegado a la conclusión de que son raros, y de que sus tendencias son vergonzosas.

En mi caso personal, no son pocas las personas que me han preguntado por mi sexualidad. La cosa va mas o menos así la mayoría de las veces:

 - Pero Jordi aviam, aclaram una cosa, tu que ets?

 - Jo sóc en Jordi Valladares Gay.

 - ??????

De vez en cuando personas que presumimos tolerantes, y que no tienen explicitamente ningún prejuicio en cuanto a la sexualidad, las sorprendemos soltando algún comentario, o asociando la homosexualidad a algún gesto o particularidad del carácter de la persona.

 - No crec que ningu s'esperés que em liés amb un noi aquest estiu.

 - Que vols que et digui Jordi, jo fa uns any abans de que canviessis la veu en tenies una que vaig pensar cuan et vaig coneixer, vaia maricón.

 - ??????

Yo mismo me he soltado comentarios así sin darme cuenta al momento y luego pensando, ¿qué diablos acabo de decir? No es algo consciente, es algo que sale, y tampoco sacamos nada de culpabilizar al mundo entero.

Entonces, hay mensajes implícitos en nuestra sociedad, que nos influencian más fuertemente de lo que creemos, pues no son fácilmente detectables; ideas que definen el marco de nuestros pensamientos sutilmente, hasta el punto en que sospechamos que no existen. Igual que ocurría en el insoportable de las apariencias.




¿Qué fuerzas influencian nuestra visión del sexo?

La literatura, cine y arte en general, demasiado a menudo, idealizan el sexo y el amor de forma excesiva. ¿Por qué? Lo conté parcialmente en el aclamado Tus gustos musicales me parecen una mierda. Se puede idealizar todo, pero el amor es algo que todos sentimos, con más o menos intensidad durante nuestra vida, por lo cual es algo mucho más fácil que el público general se siente identificado. Así que astutos y veloces, tintamos hasta el Hobbit con historias de amor endulzantes, que como más ideal, más absurdas y más se sientan identificadas legiones de chicas adolescentes mejor.

De ello evolucionó el consiguiente desastre llamado “comedias románticas” en el cine, como Crepúsculo, Grease, Gravity y los correspondientes musicales Jusitiniano Bieber, Alex Ubago y demás calaña que faltos de talento, sacan discos y discos, y siempre hablan de lo mucho que aman a la chica de turno y cuanto les duele y cuan sensibles son en realidad detrás de su posado de malote.

Fuego, muerte y destrucción.



"He was a boy she was a girl, can I make it anymore obvious?"

Pues yo no lo veo tan obvio.

Las comedias románticas, así como las sitcom recientes (HIMYM, Big Bang, etc) solo buscan capitulo tras capitulo el mensaje bonito, empalagosos-reflexivo completamente fuera de lugar. Viven de juntar personajes en historias absurdas en las que siempre están enamorados entre sí y no lo saben; pero que al final, en un volcán de pasión, se lían, se cuelgan el San Benito de “novios” y a partir de ese momento, son felices para siempre. Automáticamente. Simple y fácil para toda la familia. Donde, obviamente, en la mayoría de veces además la chica no hace nada más que lucir bonita, sonreír, tener dudas y enfadarse con el chico antes del final para así llegar al clímax de la película.

Ese es el mensaje chicas, actuad como princesas y algún día os llegara un príncipe azul que mágicamente se va a interesar en vosotras, un vampiro, un chulo musculoso, un superhéroe, da igual quien sea, como os llevéis, si funcionáis en la cama, que expectativas tenéis de la vida, cual es vuestra forma de pensar, vuestra propia vida se la suda; que si os liáis y la escena es bonita, vais a ser felices para siempre. Atrás queda todo el problema con las expectativas, la comunicación y nada, el juego se acaba cuando os liáis. Así las chicas con sobredosis de cine en vena y poca vida real son nulas tanto en expresar sus sentimientos como en de interpretar los del otro, viven en un mundo aparte que nadie tiene que ver con el nuestro y tu tienes que interpretar tu papel. De chicas Amelie está el mundo lleno. Creerme, me he encontrado con más de una.



Expectativas absurdas, romantización excesiva, complejo de princesa para ella y complejo de superhéroe para él.

En los programas de televisión, por otra parte, sin contar series, tenemos reality shows y mierdas varias donde podemos ver el proceso de selección de pareja en todo su esplendor romántico. Hombres y mujeres, Nexts, Gran Hermano, príncipes para Corina, etc. etc. Delante de semejante desfile de putas, canis, chulos y futbolistas, uno solo puede concluir un par de cosas. Primero, que para atraer al otro sexo hay que ser gilipollas, bruto, vestirse provocativamente, chillar mucho y llamar la atención como si su nuevo ligue de discoteca fuese un acto social. Segundo, que la alternativa a una relación romántica es la decadencia personal y el escarnio público, que hay que tener pareja o follar para ser alguien. Tercero, que ahí fuera hay un mundo de barcos y putas cuyas entradas están delimitadas por el precio de tu ropa y el tamaño de tus músculos y que tú, te lo estás perdiendo.

¿Ves toda esa gente en la tele, luciendo músculos, reafirmando su heterosexualidad como si les fuese la vida en ello, hablando de sexo a gritos y presumiendo de cuantas chicas se les acercan en las discotecas? Pues solo quieren que les abracen por las noches.



Criminalización de la poligamia, efecto plaza del pueblo, asociación del sexo a una cierta clase social y a una actitud chulesca y provocativa.

La moral cristiana. Ah, la querida moral cristiana, siempre haciendo de las suyas. No en vano, más de dos mil años de dominación cultural, política, ideológica y religiosa algo habrán dejado en nuestra sociedad, ¿no? Cosas maravillosas, como la inferioridad de la mujer respecto al hombre, la criminalización de su deseo sexual, las guerras santas, la inquisición, la pederastia, monumentos bastante bonitos, dictaduras, genocidios, la condenación eterna del onanismo…

Random Local Guys, en primicia mundial, os va a desvelar como funciona aproximadamente la moral cristiana.

 - ¿Habéis oído hablar de los pecados capitales? ¿Cuál creéis que es su finalidad?

 - ¿Decir lo que debemos y lo que no debemos hacer?

 - No, incorrecto. Lo que ponemos como nombre pecados capitales no son más que expresiones distintas de nuestros instintos básicos. Se supone que haremos lo que nos marquen nuestros instintos, su existencia no es para evitar comportamientos y sentimientos, es para que nos sintamos culpables por tenerlos. 



La constante culpa por ser incapaces de controlarnos y no cometer esos "pecados" nos convence de que hay algo malo en nosotros, por lo que buscamos la expiación en figuras mayores a nosotros y acabamos bajo un profundo sentimiento de inferioridad. Así funciona la moral cristiana, culpabilizándonos de nuestros instintos. Nuestros mayores instintos son, en este orden: auto preservación, sexualidad y sentido de la manada. El cristianismo mitiga nuestra auto preservación para que podamos seguir siendo títeres en sus manos, pero hasta cierto punto no le interesa que nos matemos porque si, así que se ceba con el segundo instinto más fuerte que tenemos, nuestra sexualidad. Ni siquiera hace falta ser cristiano, si le preguntas a cualquiera te va a decir que la vanidad, el egoísmo, la ira y la venganza son comportamientos a evitar y castigar, mientras que la esperanza, la compasión, la piedad, la misericordia y la caridad son características de una buena persona, virtudes, que todos querríamos en nuestros hijos. ¿No? Pues no.

Incontables generaciones, incluyendo vuestros padres y abuelos, han vivido cohibidos en este tema de una forma que no os podéis ni imaginar. Muchas, el máximo contacto sexual que habían tenido era besarse hasta que en la noche de bodas se sentían violadas por sus propios maridos. Han vivido durante muchos años sintiendo vergüenza de sus propios cuerpos, de sus instintos y su desnudez. Una de las formas de esconder todo este sentimiento de culpabilidad era romantizar en exceso todo el proceso, creando historias de amor exageradas. Otra forma, ha sido restringiéndolo al puro ámbito doméstico por los siglos de los siglos, encauzando el sexo como una característica única y exclusiva del matrimonio, que mas que en el propio acuerdo era un contrato de posesión. Lo que obviamente también les sirve para promover el modelo familiar monógamo y heterosexual, al ofrecer las chicas a modo de objeto sexual y doméstico. Dos pájaros de un tiro.

Esas personas no son tan lejanas a nosotros de lo que nos podemos pensar, y no solo esta la moral cristiana, las judías, islámicas, ortodoxas y demás sectas son igual o más restrictivas que el cristianismo.



Culpabilización, vergüenza, instintos reprimidos, monogamia obligada, mujer como moneda de cambio.

Se lo que estáis pensando. A mí todo esto, no me afecta. Se cuándo en una película están exagerando y me parece ridículo. No miro casi la tele y si miro Telecinco es solo para reírme de ellos. Como nunca he hablado con un cura y mis padres no son cristianos, a mí no me afecta la moral cristiana.

Amigos, el entorno se filtra en nosotros. El cerebro no distingue realidad de ficción. Una cosa es estar convencido de algo, un cristiano puede leer un día “El origen de las especies” dejar de creer en Dios, estar convencido de ello, y se va a sentir culpable igualmente si se hace una paja o folla fuera del matrimonio. Se queda en nosotros. Si Telecinco es una mierda, ¡no lo miréis! ¡Vuestro estúpido y gordo cerebro va a pensar que eso que están diciendo esa gente os está pasando a vosotros, que lo que dicen lo estáis diciendo vosotros! ¡Aprendemos por imitación! Esos cánones de belleza se van a quedar en lo más hondo de ti y vas a interiorizar la superficialidad más rastrera como ideal de pareja y vas a confundir romanticismo con los clichés típicos de lo que vende por la tele. Va en serio, se pega.



Hay historias en los libros, películas y series que si vale la pena ver. Hay historias de verdad, en libros buenos. No por contener una historia de amor o un libro pasa a ser una mierda, obviamente. La insoportable levedad del ser, 1984... Hasta Dragon Ball está lleno de amor si lo quieres ver; no todo tiene que ser flores por la mañana, el día de San Valentín, bodas y carreras al aeropuerto. Pero tienes que saber distinguir que ideas, que idealización, que relaciones y anclajes lógicos te están metiendo en el cerebro, sin obsesionarte con ello, pero siendo consciente. Porque hay muchas clases y formas de amar, y ninguna es “la correcta”. Hay muchas maneras de dar afecto y querer una persona, y no todas pasan por poseerla para tu uso único y exclusivo.

Yo no creo en esa forma de amar basada en la inseguridad y la propiedad. Yo creo en la comprensión, la comodidad, el sexo sano con quien quieras hacerlo, sin preocuparte de gente juzgándote ni dioses castigándote. Después de mostrarme como el avatar del no-romanticismo típico, quizás soy yo el más idealista de todos.



Así, al final del día, tenemos en nuestro cóctel sexual los siguientes estigmas:

Culpabilización, vergüenza, instintos reprimidos, monogamia heterosexual, sexo como moneda de cambio, sexo vinculado al éxito social, alejamiento del sexo opuesto, complejos, romantización del sexo, idealización de las relaciones de pareja y asociación de la poligamia a la perversión, a una moral dudosa y a un estilo de vida decadente.

Nuestro entorno personal también influye, obviamente; la forma en la que hemos visto interactuar a nuestros padres o la ausencia de uno de ellos, si hemos tenido hermanos o hermanas, si nos han hablado de ello pueden haber tan reforzado como amortiguado algunos de los estigmas citados arriba, pero esos son factores personales que no puedo analizar.

Pese a ese funesto panorama de influencias, esto no es la Edad Media y no estamos tan mal como se pueda deducir de lo que he dicho hasta ahora. Las divergencias sexuales son cada vez más aceptadas, la moral cristiana, aunque resistente, se va perdiendo. Las personas son capaces, mediante algo de sentido crítico, de identificar las influencias que reciben y adaptarlas a las propias necesidades. Mediante la comunicación, el abismo entre chicos y chicas ya no es tal, aunque tenemos muchas asperezas que limar en este aspecto. La educación sexual ha conseguido, en países desarrollados, eliminar parte de la ignorancia ligada al funcionamiento del sexo, y lo ha desligado de su utilidad reproductiva.



Poco a poco conseguimos desligar el entramado social y vamos volviendo a nuestros orígenes, además de disfrutar de mar información e interacción que nunca gracias a la tecnología. Pero estos tienen sus propios problemas y la influencia del cristianismo no se ha borrado y mas que una posición real ahora es venenosa, la culpabilización social está a la orden del día, la tecnología ha acercado a las personas, pero también se ha convertido en un hervidero para expresar nuestro malestar y frustración de un modo equivocado, convenciéndonos de que nuestros problemas por entender El Juego son en realidad de otros.

Ya no quedan caballeros”, "Los chicos son todos iguales", “Friendzone”, “Todas putas”.

El efecto Barney Stinson ha ligado la imagen de ligar a un conjunto de situaciones preparadas. Ha marcado como objetivo único de la interacción sexual el sexo. La tecnología nos ha acercado, sí, pero también es un refugio rápido del que escondernos de la interacción social que no podemos controlar, levantando barreras que antes no estaban, barreras físicas donde el lenguaje gestual y el contacto piel a piel no existe, los dobles sentidos y la sutilezas propias del ligoteo se vuelven mucho más difíciles de apreciar, y en conjunto, volviéndonos más fríos. Delante de una situación de incertidumbre, quizás con gente que no conocemos del todo, no damos el paso para esforzarnos a interactuar, en vez de eso nos refugiamos en la seguridad de nuestro móvil, bajando la cabeza. ¿No os lo creéis? Pues se folla menos ahora que hace diez años. Bastante menos. Mirad aquí.

Todas esas cosas son vitales e indispensables para entender El Juego, no basta con conocer a la otra persona, pues la mayoría de cosas, sobretodo si son tabú, no se dicen. Tampoco estoy diciendo que debamos abandonar toda convención social en pos de una inmediata revolución sexual, aunque seria interesante, y no la primera vez que se intenta.



 - Eh, eh, eh. Para el carro.

¿Dónde está el AMOR? 

 - Lo que quiero decir es que tenemos que ser conscientes de las ideas prefijadas que tenemos para poder separar causas de consecuencias, luces de sombras y realidad de ficción para tener alguna esperanza de entender El Gran Juego.

 - ¿Qué haces analizando los sentimientos de las personas? Eso es manipular a la gente. ¡El amor escapa a la razón! ¡Simplemente cuando estamos enamorados queremos estar con ese alguien! ¡Tú no lo entiendes porque nunca has estado enamorado!

 - ??????

En el siguiente capitulo, me voy a meter con las relaciones de pareja, la estúpida y decadente estigma de la virginidad, con el amor y con toda la tontería que lo rodea. Quizás os cuente porqué no tengo novia ni he tenido (casi) nunca, y no precisamente por falta de oportunidades. Estoy de exámenes, así que va a tardar; hasta que vuelva, salid a la calle, olvidad todo lo que creéis saber sobre el sexo, las mujeres y los hombres, olvidad las enseñanzas de la santa iglesia, de vuestros padres, de vuestro colegio. Sacad el tema con vuestros amigos, dejad de hablar a vuestros pagafanteos, olvidaos de lo que sale en las películas de Hollywood, en la televisión, en los libros, en los animes, en los videojuegos; armaos de valor, tomad decisiones, no neguéis la realidad, estad preparados para cambiar vuestra suerte y...

...que empiece el juego.


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