[Semana 28] ...y fuga


Vida Universitaria
Semana 27 – Segunda Parte
...y fuga



Fiesta casa del Pep

Estábamos tocando distraídamente en casa de Cristian y me dijo que había mejorado, que algunas cosas que tocaba estaban bien. Yo no sé nada, no lo había notado. Simplemente a veces voy por mi piso, son alguna tonta obligación que evitar, hambre, el Facebook sonando y ruido de la calle de fondo, veo la guitarra, la cojo, el volumen del mundo baja, y yo tengo veinte minutos de tranquilidad. Me gusta la guitarra, aunque casi ni la toqué esta semana santa, espero Borja, que no te importe si me la llevo conmigo adonde me voy.

La llevé a Sant Feliu con la esperanza de que mis padres se fueran de vacaciones durante la semana y así poder hacer un par de “cenas” en casa como ya iba siendo tradición semanas santas pasadas, pero no resultó ser así y mi plan de hacer de bardo de grupos de chicas adolescentes se fue al garete, aunque realmente, tampoco era un plan demasiado bueno. El único día que podríamos haber hecho alguna fiesta hubiese sido el viernes, peeero ese día ya estaba ocupada por la archiconocida, anunciada y más que re-anunciada por whatsapp fiesta en casa del Pep. Compramos alcohol y volvimos a casa de Cristian a cenar.

Llevaban dos semanas planeando por whatsapp, escogiendo canciones para la noche, hablando de juegos, de alcohol y diciendo que se morían de ganas de que llegara el día. Había un par de cosas que no acababa de ver demasiado claras, pero yo tenía ganas de ir igualmente.


La primera cosa que no veía demasiado clara era que en teoría era una fiesta privada de reducida asistencia teórica, pero que conforme iban pasando los días, mas i mas gente se iba enterando, y, en algunos casos, auto apuntando. Eso me preocupaba sobremanera cuando, bajando de casa del Cristian, con Pablo y Borja nos encontramos a Muñoz y Nil de pura casualidad, delante de un bar tomando las que deberían ser la cerveza numero 7 o 8 de la noche. (10 de la noche, aproximadamente). Obviamente los convencimos de que se uniesen a nuestros planes y nos separamos para ir a buscar cosas imprescindibles para una buena fiesta: mi disfraz de pollo y el pokémon rubí.

La segunda cosa que no veía demasiado clara es si la cosa no sería un apalanque masivo, como a veces ocurre en fiestas de estas características, en que todo el mundo ya se conoce, hay mucha maría en el ambiente y no hay incentivos para que pasen cosas. Para amenizar un poco traíamos los disfraces, con la idea de, llegados a alguna hora donde alguien se lo pudiese creer, ponérnoslos y fingir que habíamos venido así; como era deseo de Pep desde el principio.

La tercera cosa que no veía demasiado clara era mi falta de objetivos y de ganas de emborracharme. Tampoco tenía muchas ganas de fumar, ya que eso hubiese contribuido a mi apalanque de forma extraordinaria, pues casi no fumo nunca así que me afecta demasiado. Tampoco tenía ninguna droga divertida que probar ni ningún objetivo con quien liarme. 

Durante mucho tiempo he estado tan pendiente de ello y he conseguido quien fuese que quería cada noche. Ha llegado un momento que me cuesta hacer balance positivo de una fiesta si al final de esta, aunque me lo haya pasado bien, no he roto alguna barrera; que generalmente es liarme con alguien. No ha sido hasta hace unos meses que saliendo a dar una vuelta (porque ya no salgo de fiesta) que he conseguido volver a salir como lo hacía tiempo atrás y pasármelo francamente bien, sin follar y sin acabar con más cerveza que sangre en vena. Me lo hubiese pasado bien igualmente, porque realmente es un buen ambiente, la música era divertida y pasaron cosas, pero quería que fuese un día especial. No necesito drogas ni chicas para pasármelo bien saliendo de fiesta. Aunque, ¿para que arriesgarse?

Así que le pedí la Gameboy Advance SP, desenfundé mi querido pokémon rubí y me dispuse, años y años después de no jugar, a pasarme la liga, sin guardar, en una sola noche.

Estaba inspirado.



Cuando anuncié, una vez allí, mi objetivo, la reacción fue desigual. Algunos no podían creérselo, algunos no tenían fe en mí, algunos me decían vas a estar así toda la noche una y otra vez. Otros me profesaron su incondicional apoyo moral. A todos muchas gracias.

Escogimos, un poco entre todos un poco con tongo el pokémon inicial, fumé algo que me indujo a un estado pokémon-reflexivo que quizás os cuente algún día y empecé muy lento el juego, parándome a hablar con gente, a combatir con quien no debía y a entrenar a quien tampoco debía.

He olvidado mencionar el cuarto problema, que Pep vive en un piso en medio del pueblo y su terraza da a un patio de vecinos donde de oye todo. Así que, rollo a las doce y medio, nos echó la policía a todos, bastante bebidos ya algunos, y tuvimos que marcharnos. Putos nazis.

Nuestro éxodo fue dirección a la playa, donde nos pusimos en formación botellón y pasamos varias horas. Alguna chica se tiró al mar a cambio de una botella de vino, se fumó mucho, terminé jugando a pokémon con tres chicas, que cansas de decirme que dejase el juego de una vez, se rindieron y se pusieron a jugar conmigo, para desespero y frustración de Borja y otros chicos que no disfrutaban de la atracción magnética de chicas guapas que produce poseer un Combusken al 33 apodado Gato2 y un Kirlia al 29 apodado La Bestia. Esos fueron sus últimos niveles, pues en ese momento, en el que me encontraba en el gimnasio quinto, la SP dijo basta, y falta de un sitio donde enchufarse, murió la batería y con ella mi excelsa partida.

Siempre os recordaré.

Desde aquí, puedo prometer y prometo, que en alguna fiesta próxima voy a reintentar mi proeza. Lo voy a hacer, a lo largo de una noche, escogiendo de pokémon inicial alguien que yo designe magna decisión, y escogiendo yo, posteriormente, la versión del juego que quiera, rubí o zafiro.

Nos intentamos mudar al Montclar en un intento de huir del frio y buscar un sitio tranquilo con sofás, mantas y musiquita, pero por culpa de los rumores infundados de que allí hicimos una fiesta en carnaval nos encontramos una nueva cerradura, así que no pudimos entrar. Aunque ciertamente, tampoco teníamos la llave de la cerradura antigua, porque no teníamos permiso para tenerla ninguno de nosotros y tampoco veo para que la quisiéramos, no la queremos para montar ninguna fiesta en ningún solsticio ni ninguna orgia después del Sant Feliu Fest ni ningún niño muerto.

Nos quedamos en un parque allí cerca donde terminar de pasar la noche, hablando con Borx, Iker y demás individuos de talla mundial. Ya no estábamos de fiesta, la fiesta quedó allí, en el piso de Pep, entre gritos de Muñoz a los vecinos y la potada de Pep en su propia habitación. La fiesta no volvería hasta el día siguiente en Skull, aunque eso ya es otra historia, y yo no salí, fui a dar una vuelta.



Saturday Night Fever

Quedamos con unas amigas y Cristian en mi casa, hacemos unos mojitos, miramos una película y poca cosa más. Tenía que ser una quedada de otra forma, no sé exactamente como me lo había imaginado, pero son unas amigas con quien llevo hablando muchísimo desde la última vez que estuve aquí. Supongo, que nuevamente, mis expectativas me traicionan, pero en ese momento no lo vi así.

Ellas se marcharon, Cristian se quedó en su casa haciendo el videoclip y yo tenía diferentes opciones, podía ir a terminar la fiesta con los de ayer a playa de aro, quedar en ese mismo sitio con gente diferente, ir a Palamós a visitar muchísima otra que tengo pendiente, quedarme en Sant Feliu…

Decidí por ciertas razones ir a playa de aro, pero antes tuve ganas de arreglar antes lo de la tarde, quedé y realmente fue un buen rato antes de ir a playa de aro. No me lie con nadie, no hice nada del otro mundo. Últimamente, hago cosas que mi yo de 14 años me hubiese matado por hacer. Renunciar a sexo. Dormir con una chica y no querer nada con ella. Quedar con una y quedarnos mirándonos a los ojos sin decir nada. Es complicado de explicar. Creo que busco otras cosas en las chicas de las que buscaba antes, y mi camino a través de todas las chicas de mi vida me han llevado a ello. Follo con ellas se ha convertido casi en una forma de conocerlas, quizás me estoy ablandando, pero quien quisiera esa forma de ablandarse.

Salí por playa, bebimos fumamos, pasaron cosas, fue la fiesta que faltó ayer, aunque no para mí, hablamos de temas importantes (de chicas) con cervezas en la mano, y he de decir que muy acertadamente, ya os contare en la próxima de The Game. Fue una buena noche, cantamos muchos openings y me desperté demasiado tarde como para ir a jugar a fútbol y pasé lo que quedaba de Semana Santa en casa, con alguna visita ocasional de Judit.



Miedo y asco en Sant Feliu

Como ya os dije, he dejado de salir de fiesta. Voy a dar vueltas de noche, o a tomar algo como mucho. Tampoco me drogo porque si, considero las drogas como un instrumento para un propósito concreto, no un propósito en sí mismo. Tengo miedo de que todas las situaciones sociales se hayan convertido en lo mismo que hacíamos a los catorce pero con drogas por en medio. Y chicas. Bueno, eso tampoco me da tanto miedo. Ni lo otro tampoco. Lo que me da miedo la repetición, la sensación de que eso ya lo he hecho antes, de lo ya conquistado. Hay situaciones que me gustan ahora, que las hecho durante años y me van a seguir gustando en el futuro, pero son una minoría, son islas que han quedado de una extensión pasada ya inundada.

Pasé dos días en mi casa, la misma en la que tendré que volver este verano y de la que me fui de puro agobio el pasado durante tres semanas. No hice nada. Y se me quedó esa sensación al volver a Barcelona. Malas sensaciones. Estuve yo solo modificando lo que pude del blog, les pedí a Cristian (que seguía ocupado con el videoclip) y a Borja (que no seguía ocupado pero siempre está ocupado) que hiciesen una cosa muy simple, unas pequeñas descripciones de 90 palabras cada una. Se lo repetí cada día, y cada día me dijeron que si, que el siguiente. Yo lo hice, pero tampoco me sentí bien haciéndolo.

La sensación de que se te pegan los huevos en los pantalones, de estancarse, de sentir asco de tu propio apalancamiento. De las tardes medio-sentado en el sofá, cambiando canales. Siete días aquí me han bastado para recordar lo peor de aquí, lo que me he pasado haciendo durante 18 años. Me da miedo y asco. Tengo que salir de este lugar.


Miedo y asco en Barcelona

Si la semana santa me pareció que le faltó algo, y no ha cumplido mis expectativas, la semana de vuelta a Barcelona se me ha pasado como un enorme agujero negro en mi vida. Un nada constante, de la misma sensación de los últimos días en Sant Feliu. Ha tenido cosas buenas, pero no me gusta como estoy, estoy igual que de la manera que huí hace un año casi empezando a engendrar en mi cabeza la idea de Random local Guys, cuando me pasaba los días con Alicia en la Vila, sin hacer nada más que mirar series y jugar al civilization. 

Tengo que salir de este lugar.




Dulce Introducción al Caos

Les seguí pidiendo, casi a diario, las descripciones a Borja y Cristian. Les mandé un ultimátum el viernes: si no las tenía el lunes, dejaba el grupo/asociación/alianza. Es martes. No las tengo. 

Creo que he quemado una etapa. Me voy de Barcelona, iré Sevilla a vivir con mi primo, una idea que tenemos desde hace ya un tiempo, no sé si volveré este verano, pero por si acaso, me despido de todos vosotros. Creo que he quemado una etapa. Dejo Random Local Guys. No es una decisión fácil, soy de tener decisiones planificadas que palidecen frente a las más impulsivas e irracionales, pero siempre he tenido una cierta tendencia a correr hacia el horizonte, y creo que ahora es lo que necesito hacer.

Me despido pues de todos vosotros, hemos vivido momentos únicos todos juntos, y os voy a echar en falta; aunque no dejare de escribir, pero lo haré en un proyecto personal, y renaceré como Nanaky, en un blog, aún en construcción, al que llamaré Universidad de los Sueños, un blog dedicado a filosofía, coaching y programación neurolingüística. Realmente no ha sido una despedida tan mala esta semana santa, mirando en perspectiva me lo he pasado bien, solo lamento haber dejado gente sin ver o algunas cosas que decir, hasta me he pasado una semana con el móvil apagado por miedo de hablar claramente y dar la cara con quien la tenía que dar, pero nunca más.

Prefiero que me seguís recordando como ahora, antes de que degenere más y sea algo que tengáis que extirpar, lo hago por mí, pero también por vosotros. Mucha suerte a todos lo que seguís y formareis futuramente parte de este proyecto, espero que Borja, o algun nuevo fichaje me substituya como redactor del blog y este proyecto continúe sin mi; espero que os vaya estupendamente sin mí, en serio, cuidaros mucho.



Paz.

1 comentario: